Este amigo fiel lleva más de 600 años salvando la frontera fluvial entre la Ciudad Vieja y Malá Strana. El flujo de pisadas sobre los adoquines retumba con ritmo incansable, acompañando a infinidad de músicos y artistas callejeros. Las estatuas de bronce se alzan vigilando a la multitud y le dan ese eterno aire de grandeza al más majestuoso de los puentes de Praga.
Karlův most, 110 00 Prague 1
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